Nuestro origen es el viñedo, unas cepas que son seres vivos a los cuales hay que respetar, atender y permitirles demostrar su personalidad. Y aquí nace nuestra identidad: suelos calizos, arcillosos y calcáreos, en los que el sol constante, la personalidad aguerrida de la tempranillo, el clima extremo y los vientos ingratos se transformarán en rojo pasión.